LA SANTA BIBLIA,
EL ANTIGUO TESTAMENTO
VERSIÓN DE CASIODORO DE
REINA (1569), REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602), OTRAS
REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
EZEQUIEL
Capítulo 1
La visión de la gloria divina
1:1 Aconteció en el año treinta, en el mes
cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto
al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
1:2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del
mes,
1:3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de
los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.
1:4 Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube,
con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego
algo que parecía como bronce refulgente,
1:5 y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su
apariencia: había en ellos semejanza de hombre.
1:6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.
1:7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de
pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
1:8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras
y sus alas por los cuatro lados.
1:9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino
que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
1:10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado
derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo
había en los cuatro cara de águila.
1:11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos,
las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos.
1:12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les
movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían.
1:13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de
carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba
entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían
relámpagos.
1:14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.
1:15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra
junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
1:16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y
las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda
en medio de rueda.
1:17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando
andaban.
1:18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las
cuatro.
1:19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y
cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se
levantaban.
1:20 Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les
movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos;
porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
1:21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban
ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban
tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
1:22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera
de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.
1:23 Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose
la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo.
1:24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas,
como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un
ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas.
1:25 Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la
expansión que había sobre sus cabezas.
1:26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un
trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una
semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.
1:27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro
de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus
lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
1:28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era
el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la
gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de
uno que hablaba.
Capítulo 2
Llamamiento de Ezequiel
2:1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus
pies, y hablaré contigo.
2:2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y
oí al que me hablaba.
2:3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes
rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra
mí hasta este mismo día.
2:4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les
dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.
2:5 Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde,
siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.
2:6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque
te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de
sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
2:7 Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son
muy rebeldes.
2:8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la
casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.
2:9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de
libro.
2:10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y
había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.
Capítulo 3
3:1 Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas;
come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.
3:2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
3:3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de
este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
3:4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a
ellos con mis palabras.
3:5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil,
sino a la casa de Israel.
3:6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras
no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.
3:7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí;
porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.
3:8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu
frente fuerte contra sus frentes.
3:9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni
tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.
3:10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te
hablaré, y oye con tus oídos.
3:11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles:
Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.
3:12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que
decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar.
3:13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la
una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran
estruendo.
3:14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la
indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.
3:15 Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me
senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre
ellos.
El atalaya de Israel
3:16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová,
diciendo:
3:17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás,
pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
3:18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le
hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva,
el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
3:19 Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y
de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.
3:20 Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo
tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado
morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre
demandaré de tu mano.
3:21 Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto
vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.
El profeta mudo
3:22 Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al
campo, y allí hablaré contigo.
3:23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de
Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre
mi rostro.
3:24 Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y
me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.
3:25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas
te ligarán, y no saldrás entre ellos.
3:26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a
ellos varón que reprende; porque son casa rebelde.
3:27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha
dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga;
porque casa rebelde son.
Capítulo 4
Predicción del sitio de Jerusalén
4:1 Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo
delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén.
4:2 Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás
contra ella baluarte, y pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra
ella arietes alrededor.
4:3 Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro
entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de
cerco, y la sitiarás. Es señal a la casa de Israel.
4:4 Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de
la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre
ti la maldad de ellos.
4:5 Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos
noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel.
4:6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás
la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he
dado.
4:7 Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo,
profetizarás contra ella.
4:8 Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro,
hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.
4:9 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos
en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre
tu lado; trescientos noventa días comerás de él.
4:10 La comida que comerás será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en
tiempo la comerás.
4:11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en
tiempo la beberás.
4:12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista
de ellos al fuego de excremento humano.
4:13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las
naciones a donde los arrojaré yo.
4:14 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca
desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni
nunca en mi boca entró carne inmunda.
4:15 Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de
excremento humano para cocer tu pan.
4:16 Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré el sustento del pan en
Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por
medida y con espanto,
4:17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto,
y se consuman en su maldad.
Capítulo 5
5:1 Y tú, hijo de hombre, tómate un cuchillo
agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba;
toma después una balanza de pesar y divide los cabellos.
5:2 Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan
los días del asedio; y tomarás una tercera parte y la cortarás con espada
alrededor de la ciudad; y una tercera parte esparcirás al viento, y yo
desenvainaré espada en pos de ellos.
5:3 Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de
tu manto.
5:4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y en el
fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.
5:5 Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las
naciones y de las tierras alrededor de ella.
5:6 Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las
naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon
mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.
5:7 Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que las
naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos,
ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las naciones que están
alrededor de vosotros habéis andado.
5:8 Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y
haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones.
5:9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de
todas tus abominaciones.
5:10 Por eso los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán
a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que
quedare de ti.
5:11 Por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, ciertamente por haber profanado
mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no
perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia.
5:12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre
en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y una
tercera parte esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
5:13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción;
y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.
5:14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones que están
alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.
5:15 Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que
están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación, y
en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado.
5:16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán
para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el
hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del pan.
5:17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan;
y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada.
Yo Jehová he hablado.
Capítulo 6
Profecía contra los montes de Israel
6:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza
contra ellos.
6:3 Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho
Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He
aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares
altos.
6:4 Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán
quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.
6:5 Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos,
y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares.
6:6 Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos
serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y
vuestros ídolos serán quebrados y acabarán, vuestras imágenes del sol serán
destruidas, y vuestras obras serán deshechas.
6:7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.
6:8 Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que
escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras.
6:9 Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí entre las naciones en
las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón
fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus
ídolos; y se avergonzarán de sí mismos, a causa de los males que hicieron en
todas sus abominaciones.
6:10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este
mal.
6:11 Así ha dicho Jehová el Señor: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie,
y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con
espada y con hambre y con pestilencia caerán.
6:12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada,
y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo.
6:13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus
ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las
cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina
espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos.
6:14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra
más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy
Jehová.
Capítulo 7
El fin viene
7:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
7:2 Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel: El
fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.
7:3 Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según
tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones.
7:4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus
caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy
Jehová.
7:5 Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal.
7:6 Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.
7:7 La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano
está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes.
7:8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te
juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.
7:9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos pondré
sobre ti, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová
soy el que castiga.
7:10 He aquí el día, he aquí que viene; ha salido la mañana; ha florecido la
vara, ha reverdecido la soberbia.
7:11 La violencia se ha levantado en vara de maldad; ninguno quedará de ellos,
ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.
7:12 El tiempo ha venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el
que vende, no llore, porque la ira está sobre toda la multitud.
7:13 Porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden vivos; porque
la visión sobre toda la multitud no se revocará, y a causa de su iniquidad
ninguno podrá amparar su vida.
7:14 Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la
batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud.
7:15 De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté en el campo
morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la
pestilencia.
7:16 Y los que escapen de ellos huirán y estarán sobre los montes como palomas
de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.
7:17 Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua.
7:18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá
vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.
7:19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni
su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni
llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad.
7:20 Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia, e hicieron
de ello las imágenes de sus abominables ídolos, por eso se lo convertí en cosa
repugnante.
7:21 En mano de extraños la entregué para ser saqueada, y será presa de los
impíos de la tierra, y la profanarán.
7:22 Y apartaré de ellos mi rostro, y será violado mi lugar secreto; pues
entrarán en él invasores y lo profanarán.
7:23 Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la
ciudad está llena de violencia.
7:24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán
las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios
serán profanados.
7:25 Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá.
7:26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y
buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los
ancianos el consejo.
7:27 El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de tristeza, y las manos del
pueblo de la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y con los
juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 8
Visión de las abominaciones en Jerusalén
8:1 En el sexto año, en el mes sexto, a los
cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos
de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de
Jehová el Señor.
8:2 Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para
abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de
bronce refulgente.
8:3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza;
y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de
Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte,
donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.
8:4 Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo
había visto en el campo.
8:5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y
alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte, junto a la puerta del altar,
aquella imagen del celo en la entrada.
8:6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes
abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario?
Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.
8:7 Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un
agujero.
8:8 Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he
aquí una puerta.
8:9 Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.
8:10 Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias
abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en
la pared por todo alrededor.
8:11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de
Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario
en su mano; y subía una nube espesa de incienso.
8:12 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la
casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de
imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.
8:13 Me dijo después: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen
éstos.
8:14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al
norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.
8:15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones
mayores que estas.
8:16 Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la
entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco
varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el
oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.
8:17 Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de
Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado de maldad
la tierra, se volvieron a mí para irritarme; he aquí que aplican el ramo a sus
narices.
8:18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia;
y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré.
Capítulo 9
Visión de la muerte de los culpables
9:1 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo:
Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su
instrumento para destruir.
9:2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que
mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir.
Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un
tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.
9:3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el
cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de
lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano,
9:4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de
Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman
a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
9:5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad;
no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.
9:6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede
ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y
comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que
estaban delante del templo.
9:7 Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y
salieron, y mataron en la ciudad.
9:8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi
rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de
Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
9:9 Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera,
pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad;
porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve.
9:10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré
recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas.
9:11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura,
respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.
Capítulo 10
La gloria de Dios abandona el templo
10:1 Miré, y he aquí en la expansión que había sobre
la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como
semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.
10:2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas
debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los
querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y entró a vista mía.
10:3 Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón
entró; y la nube llenaba el atrio de adentro.
10:4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de
la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor
de la gloria de Jehová.
10:5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de
afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.
10:6 Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma
fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se paró entre
las ruedas.
10:7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que
estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido
de lino, el cual lo tomó y salió.
10:8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus
alas.
10:9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada
querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito.
10:10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si
estuviera una en medio de otra.
10:11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando
andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni
se volvían cuando andaban.
10:12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban
llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas.
10:13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda!
10:14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la
segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.
10:15 Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río
Quebar.
10:16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y
cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas
tampoco se apartaban de ellos.
10:17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se
alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas
10:18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y
se puso sobre los querubines.
10:19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de
mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de
ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y
la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.
10:20 Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel
junto al río Quebar; y conocí que eran querubines.
10:21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de
hombre debajo de sus alas.
10:22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río
Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.
Capítulo 11
Reprensión de los príncipes malvados
11:1 El Espíritu me elevó, y me llevó por la
puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí
a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías
hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía, principales del pueblo.
11:2 Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad,
y dan en esta ciudad mal consejo;
11:3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la
olla, y nosotros la carne.
11:4 Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.
11:5 Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho Jehová:
Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro
espíritu, yo las he entendido.
11:6 Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de
muertos sus calles.
11:7 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que habéis
puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os
sacaré a vosotros de en medio de ella.
11:8 Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el
Señor.
11:9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y
haré juicios entre vosotros.
11:10 A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo
soy Jehová.
11:11 La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la
carne; en los límites de Israel os juzgaré.
11:12 Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni
habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os
rodean habéis hecho.
11:13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía
murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah,
Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente de Israel?
Promesa de restauración y renovación
11:14 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
11:15 Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco
y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los
moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en
posesión.
11:16 Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos
entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por
un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.
11:17 Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los
pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os
daré la tierra de Israel.
11:18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus
abominaciones.
11:19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y
quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de
carne,
11:20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y
me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
11:21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus
abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el
Señor.
11:22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y
la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos.
11:23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre
el monte que está al oriente de la ciudad.
11:24 Luego me levantó el Espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu
de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión
que había visto.
11:25 Y hablé a los cautivos todas las cosas que Jehová me había mostrado.
Capítulo 12
Salida de Ezequiel en señal de la cautividad
12:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen
ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa
rebelde.
12:3 Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día
delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos,
por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.
12:4 Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de
cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien sale en
cautiverio.
12:5 Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared, y saldrás por
ella.
12:6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás;
cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra; porque por señal te he dado a la
casa de Israel.
12:7 Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres de día, como enseres
de cautiverio, y a la tarde me abrí paso por entre la pared con mi propia mano;
salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de ellos.
12:8 Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo:
12:9 Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde:
¿Qué haces?
12:10 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta profecía se refiere al príncipe
en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.
12:11 Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con vosotros;
partiréis al destierro, en cautividad.
12:12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y
saldrán; por la pared abrirán paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro
para no ver con sus ojos la tierra.
12:13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré
llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá.
12:14 Y a todos los que estuvieren alrededor de él para ayudarle, y a todas sus
tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos.
12:15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere entre las naciones, y
los dispersare por la tierra.
12:16 Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la
peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde
llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.
12:17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:18 Hijo de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con
estremecimiento y con ansiedad.
12:19 Y di al pueblo de la tierra: Así ha dicho Jehová el Señor sobre los
moradores de Jerusalén y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y
con espanto beberán su agua; porque su tierra será despojada de su plenitud,
por la maldad de todos los que en ella moran.
12:20 Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada; y
sabréis que yo soy Jehová.
12:21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:22 Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de
Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión?
12:23 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y
no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos
días, y el cumplimiento de toda visión.
12:24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en
medio de la casa de Israel.
12:25 Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se
tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la
cumpliré, dice Jehová el Señor.
12:26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:27 Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que
éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste.
12:28 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna
de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el
Señor.
Capítulo 13
Condenación de los falsos profetas
13:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
13:2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y
di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová.
13:3 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en
pos de su propio espíritu, y nada han visto!
13:4 Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.
13:5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de
la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová.
13:6 Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová
no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos.
13:7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa,
pues que decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado?
13:8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis
hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra
vosotros, dice Jehová el Señor.
13:9 Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no
estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la
casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová
el Señor.
13:10 Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y
uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,
13:11 di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia
torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento
tempestuoso la romperá.
13:12 Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no os dirán: ¿Dónde está la
embarradura con que la recubristeis?
13:13 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento
tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de
granizo con enojo para consumir.
13:14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la
echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos
en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.
13:15 Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo
suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron,
13:16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para
ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el Señor.
13:17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que
profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
13:18 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas
mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda
edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para
mantener así vuestra propia vida?
13:19 ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por
pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las
personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?
13:20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras
vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras
manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis
volando.
13:21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra
mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
13:22 Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo
no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de
su mal camino, infundiéndole ánimo,
13:23 por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y
libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.
Capítulo 14
Juicio contra los idólatras que consultan al profeta
14:1 Vinieron a mí algunos de los ancianos de
Israel, y se sentaron delante de mí.
14:2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
14:3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han
establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo
en modo alguno consultado por ellos?
14:4 Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier
hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y
establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al
profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus
ídolos,
14:5 para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de
mí todos ellos por sus ídolos.
14:6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y
volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras
abominaciones.
14:7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que
moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere
puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo
de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le
responderé por mí mismo;
14:8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por
escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy
Jehová.
14:9 Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al
tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi
pueblo Israel.
14:10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que
consultare, así será la maldad del profeta,
14:11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se
contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por
Dios, dice Jehová el Señor.
Justicia del castigo de Jerusalén
14:12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
14:13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose
pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento
del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias,
14:14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job,
ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el
Señor.
14:15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare
desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,
14:16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el
Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y
la tierra quedaría desolada.
14:17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra;
e hiciere cortar de ella hombres y bestias,
14:18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el
Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.
14:19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella
en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,
14:20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el
Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente
sus propias vidas.
14:21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare
contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y
pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?
14:22 Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que
serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino
y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de
todas las cosas que traje sobre ella.
14:23 Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que
no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová el Señor.itulo.
Capítulo 15
Jerusalén es como una vid inútil
15:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
15:2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera?
¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?
15:3 ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una
estaca para colgar en ella alguna cosa?
15:4 He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos extremos
consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna?
15:5 He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna; ¿cuánto menos
después que el fuego la hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para
obra alguna?
15:6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre
los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a
los moradores de Jerusalén.
15:7 Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon, fuego los
consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos.
15:8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron
prevaricación, dice Jehová el Señor.
Capítulo 16
Infidelidad de Jerusalén
16:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
16:2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones,
16:3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu
nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea.
16:4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo,
ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste
envuelta con fajas.
16:5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo
de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con
menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
16:6 Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en
tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!
16:7 Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste
grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo
había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.
16:8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era
tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di
juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
16:9 Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con
aceite;
16:10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de
seda.
16:11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu
cuello.
16:12 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema
en tu cabeza.
16:13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino,
seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y fuiste
hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar.
16:14 Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque
era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el
Señor.
16:15 Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre,
y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.
16:16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y
fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más.
16:17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había
dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas;
16:18 y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y
mi incienso pusiste delante de ellas.
16:19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y
la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor agradable; y
fue así, dice Jehová el Señor.
16:20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para
mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus
fornicaciones,
16:21 para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas
imágenes como ofrenda que el fuego consumía?
16:22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de
los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas
envuelta en tu sangre.
16:23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el
Señor),
16:24 te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas.
16:25 En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu
hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
16:26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y
aumentaste tus fornicaciones para enojarme.
16:27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu
provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos,
que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto.
16:28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste
con ellos y tampoco te saciaste.
16:29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los
caldeos, y tampoco con esto te saciaste.
16:30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor, habiendo hecho
todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada,
16:31 edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus
altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que
menospreciaste la paga,
16:32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.
16:33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus
enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en
tus fornicaciones.
16:34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás
mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en
lugar de recibirla; por esto has sido diferente.
16:35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.
16:36 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus
desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a tus
enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos,
los cuales les diste;
16:37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales
tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los
reuniré alrededor de ti y les descubiriré tu desnudez, y ellos verán toda tu
desnudez.
16:38 Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman
sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos.
16:39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y
derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas
alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta.
16:40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te
atravesarán con sus espadas.
16:41 Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas
mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones.
16:42 Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no
me enojaré más.
16:43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a
ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza,
dice Jehová el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria.
16:44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice:
Cual la madre, tal la hija.
16:45 Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y
hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos;
vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo.
16:46 Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de
ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti
16:47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones;
antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en
todos tus caminos.
16:48 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han
hecho como hiciste tú y tus hijas.
16:49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad
de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la
mano del afligido y del menesteroso.
16:50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando
lo vi las quité.
16:51 Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste
tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las
abominaciones que tú hiciste.
16:52 Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los
pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas son que
tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has
justificado a tus hermanas.
16:53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus
hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de
tus cautiverios entre ellas,
16:54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho,
siendo tú motivo de consuelo para ellas.
16:55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a
su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado.
16:56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus
soberbias,
16:57 antes que tu maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas tú la
afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales
por todos lados te desprecian.
16:58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.
16:59 Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que
menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?
16:60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de
tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.
16:61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus
hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por
hijas, mas no por tu pacto,
16:62 sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
16:63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa
de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
Capítulo 17
Parábola de las águilas y la vid
17:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17:2 Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de
Israel.
17:3 Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y
de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó
el cogollo del cedro.
17:4 Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y
lo puso en una ciudad de comerciantes.
17:5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para
sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce.
17:6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas
miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una
vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones.
17:7 Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he
aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus
ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío.
17:8 En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese
ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.
17:9 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus
raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán;
y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
17:10 Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando
el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará.
17:11 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17:12 Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas
cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey
y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.
17:13 Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo
prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra,
17:14 para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que guardando
el pacto, permaneciese en pie.
17:15 Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diese
caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El
que rompió el pacto, ¿podrá escapar?
17:16 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el
lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y
cuyo pacto hecho con él rompió.
17:17 Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en
la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar
muchas vidas.
17:18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí
que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará.
17:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío
que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma
cabeza.
17:20 Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a
Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra
mí se ha rebelado.
17:21 Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que
queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he
hablado.
17:22 Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro,
y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré
sobre el monte alto y sublime.
17:23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y
se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda
especie; a la sombra de sus ramas habitarán.
17:24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol
sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el
árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré.
Capítulo 18
El alma que pecare morirá
18:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18:2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de
Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los
hijos tienen la dentera?
18:3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este
refrán en Israel.
18:4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma
del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.
18:5 Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia;
18:6 que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la
casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare a la mujer
menstruosa,
18:7 ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no
cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con
vestido,
18:8 que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su
mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre,
18:9 en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente,
éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.
18:10 Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna
cosa de estas,
18:11 y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la
mujer de su prójimo,
18:12 al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere la
prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación,
18:13 prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas
abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él.
18:14 Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su
padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos;
18:15 no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa
de Israel; la mujer de su prójimo no violare,
18:16 ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al
hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo;
18:17 apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis
decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su
padre; de cierto vivirá.
18:18 Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo
en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
18:19 Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque
el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los
cumplió, de cierto vivirá.
18:20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre,
ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y
la impiedad del impío será sobre él.
El camino de Dios es justo
18:21 Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare
todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá;
no morirá.
18:22 Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su
justicia que hizo vivirá.
18:23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se
apartare de sus caminos?
18:24 Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere
conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las
justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que
prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.
18:25 Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de
Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos?
18:26 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por
ello; por la iniquidad que hizo, morirá.
18:27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el
derecho y la justicia, hará vivir su alma.
18:28 Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido,
de cierto vivirá; no morirá.
18:29 Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son
rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son
rectos.
18:30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel,
dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones,
y no os será la iniquidad causa de ruina.
18:31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y
haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
18:32 Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor;
convertíos, pues, y viviréis.
Capítulo 19
Lamentación sobre los príncipes de Israel
19:1 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes
de Israel.
19:2 Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los
leoncillos crió sus cachorros,
19:3 e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a
arrebatar la presa, y a devorar hombres.
19:4 Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo
llevaron con grillos a la tierra de Egipto.
19:5 Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza,
tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo.
19:6 Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la
presa, devoró hombres.
19:7 Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto
había en ella, al estruendo de sus rugidos.
19:8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y
extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado.
19:9 Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron al rey
de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su voz no se oyese más
sobre los montes de Israel.
19:10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las
aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
19:11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura
por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y la multitud de
sus sarmientos.
19:12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó
su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el
fuego.
19:13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
19:14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y
no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es esta, y de
endecha servirá.
Capítulo 20
Modo de proceder de Dios con Israel
20:1 Aconteció en el año séptimo, en el mes
quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel
a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
20:2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
20:3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho
Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé,
dice Jehová el Señor.
20:4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles
conocer las abominaciones de sus padres,
20:5 y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, y que
alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a
conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré
diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;
20:6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra
de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual
es la más hermosa de todas las tierras;
20:7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus
ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.
20:8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí
cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de
Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en
ellos en medio de la tierra de Egipto.
20:9 Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de
las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué
para sacarlos de la tierra de Egipto.
20:10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
20:11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales
el hombre que los cumpliere vivirá.
20:12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y
ellos para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
20:13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron
en mis estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los
cumpliere, vivirá; y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, por
tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.
20:14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de
las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
20:15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a
la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa
de todas las tierras;
20:16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis
días de reposo profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.
20:17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el
desierto;
20:18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de
vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos.
20:19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis
preceptos, y ponedlos por obra;
20:20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros,
para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.
20:21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron
mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere
vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira
sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.
20:22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la
vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
20:23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría
entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,
20:24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis
estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se
les fueron los ojos.
20:25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por
los cuales no podrían vivir.
20:26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo
primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.
20:27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así ha
dicho Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando
cometieron rebelión contra mí.
20:28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano
jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol
frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me
irritan, allí pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus
libaciones.
20:29 Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado
su nombre Bama hasta el día de hoy.
20:30 Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os
contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus
abominaciones?
20:31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el
fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de
responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os
responderé.
20:32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como
las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la
piedra.
20:33 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y
enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;
20:34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis
esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado;
20:35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara
a cara.
20:36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto,
así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor.
20:37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;
20:38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron
contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de
Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.
20:39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada
uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no
profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
20:40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor,
allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los
aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros
dones, con todas vuestras cosas consagradas.
20:41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los
pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y
seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
20:42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel,
la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
20:43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en
que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos
vuestros pecados que cometisteis.
20:44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi
nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh
casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Profecía contra el Neguev
20:45 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
20:46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la
parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev.
20:47 Y dirás al bosque del Neguev: Oye la palabra de Jehová: Así ha dicho
Jehová el Señor: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti
todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego; y serán
quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.
20:48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará.
20:49 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste
parábolas?
Capítulo 21
La espada afilada de Jehová
21:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama palabra sobre
los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.
21:3 Dirás a la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo estoy
contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
21:4 Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada
saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el norte.
21:5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no la
envainaré más.
21:6 Y tú, hijo de hombre, gime con quebrantamiento de tus lomos y con
amargura; gime delante de los ojos de ellos.
21:7 Y cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás: Por una noticia que cuando
llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se debilitará, y se
angustiará todo espíritu, y toda rodilla será débil como el agua; he aquí que
viene, y se hará, dice Jehová el Señor.
21:8 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:9 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Di: La
espada, la espada está afilada, y también pulida.
21:10 Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre.
¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo ha despreciado como a un palo
cualquiera.
21:11 Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está
pulida para entregarla en mano del matador.
21:12 Clama y lamenta, oh hijo de hombre; porque ésta será sobre mi pueblo,
será ella sobre todos los príncipes de Israel; caerán ellos a espada juntamente
con mi pueblo; hiere, pues, tu muslo;
21:13 porque está probado. ¿Y qué, si la espada desprecia aun al cetro? El no
será más, dice Jehová el Señor.
21:14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza, y bate una mano contra otra, y
duplíquese y triplíquese el furor de la espada homicida; esta es la espada de
la gran matanza que los traspasará,
21:15 para que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen; en todas las
puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuesta está para que
relumbre, y preparada para degollar.
21:16 Corta a la derecha, hiere a la izquierda, adonde quiera que te vuelvas.
21:17 Y yo también batiré mi mano contra mi mano, y haré reposar mi ira. Yo
Jehová he hablado.
21:18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:19 Tú, hijo de hombre, traza dos caminos por donde venga la espada del rey
de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos; y pon una señal al comienzo de
cada camino, que indique la ciudad adonde va.
21:20 El camino señalarás por donde venga la espada a Rabá de los hijos de
Amón, y a Judá contra Jerusalén, la ciudad fortificada.
21:21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al
principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas,
consultó a sus ídolos, miró el hígado.
21:22 La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para dar la
orden de ataque, para dar comienzo a la matanza, para levantar la voz en grito
de guerra, para poner arietes contra las puertas, para levantar vallados, y
edificar torres de sitio.
21:23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa, ya que les ha hecho
solemnes juramentos; pero él trae a la memoria la maldad de ellos, para
apresarlos.
21:24 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto habéis hecho traer a
la memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo
vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria,
seréis entregados en su mano.
21:25 Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el
tiempo de la consumación de la maldad,
21:26 así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no
será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto.
21:27 A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que
venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.
Juicio contra los amonitas
21:28 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y dí: Así ha dicho Jehová el Señor
acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada
está desenvainada para degollar; para consumir está pulida con resplandor.
21:29 Te profetizan vanidad, te adivinan mentira, para que la emplees sobre los
cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día vino en el tiempo de la
consumación de la maldad.
21:30 ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde
has vivido, te juzgaré,
21:31 y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré encender sobre ti,
y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción.
21:32 Serás pasto del fuego, se empapará la tierra de tu sangre; no habrá más
memoria de ti, porque yo Jehová he hablado.
Capítulo 22
Los pecados de Jerusalén
22:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:2 Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora
de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones?
22:3 Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de sangre
en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para
contaminarse!
22:4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos
que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado al término de tus años;
por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las
tierras.
22:5 Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti,
amancillada de nombre, y de grande turbación.
22:6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan
en derramar sangre.
22:7 Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con
violencia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti
22:8 Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has profanado.
22:9 Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron
en ti; hicieron en medio de ti perversidades.
22:10 La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la
que estaba inmunda por su menstruo.
22:11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó
pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su
padre.
22:12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y
a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el
Señor.
22:13 Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a
causa de la sangre que derramaste en medio de ti.
22:14 ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo
proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.
22:15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré
fenecer de ti tu inmundicia.
22:16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que
yo soy Jehová.
22:17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos
ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de
plata se convirtieron.
22:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto todos vosotros os
habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de
Jerusalén.
22:20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del
horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y
en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.
22:21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en
medio de él seréis fundidos.
22:22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio
de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.
22:23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:24 Hijo de hombre, di a ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con
lluvia en el día del furor.
22:25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que
arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus
viudas en medio de ella.
22:26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo
santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y
limpio; y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en
medio de ellos.
22:27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa,
derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas.
22:28 Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y
adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y Jehová no
había hablado.
22:29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, al afligido y
menesteroso hacía violencia, y al extranjero oprimía sin derecho.
22:30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la
brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no
lo hallé.
22:31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los
consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el
Señor.
Capítulo 23
Las dos hermanas
23:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
23:2 Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,
23:3 las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí fueron
apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales.
23:4 Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales llegaron
a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y
Jerusalén, Aholiba.
23:5 Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus
amantes los asirios, vecinos suyos,
23:6 vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos
ellos, jinetes que iban a caballo.
23:7 Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los
asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los
ídolos de ellos.
23:8 Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su
juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella
su fornicación.
23:9 Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de
los asirios, de quienes se había enamorado.
23:10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella
mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues en ella hicieron
escarmiento.
23:11 Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus
fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana.
23:12 Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y
capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo,
todos ellos jóvenes codiciables.
23:13 Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.
23:14 Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la
pared, imágenes de caldeos pintadas de color,
23:15 ceñidos por sus lomos con talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas,
teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de
Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento,
23:16 se enamoró de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra
de los caldeos.
23:17 Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de
amores, y la contaminaron, y ella también se contaminó con ellos, y su alma se
hastió de ellos.
23:18 Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo
cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su
hermana.
23:19 Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria los días de su
juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto.
23:20 Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los
asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
23:21 Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los
egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud.
23:22 Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo
suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré
venir contra ti en derredor;
23:23 los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos
los de Asiria con ellos; jóvenes codiciables, gobernadores y capitanes, nobles
y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos.
23:24 Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud de pueblos.
Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo pondré delante de
ellos el juicio, y por sus leyes te juzgarán.
23:25 Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te quitarán
tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus
hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego.
23:26 Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todos los adornos de tu
hermosura.
23:27 Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación de la tierra de Egipto; y
no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
23:28 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo te entrego en mano de
aquellos que aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hastió tu alma;
23:29 los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu
labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus
fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución.
23:30 Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones,
con las cuales te contaminaste en sus ídolos.
23:31 En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu
mano.
23:32 Así ha dicho Jehová el Señor: Beberás el hondo y ancho cáliz de tu
hermana, que es de gran capacidad; de ti se mofarán las naciones, y te
escarnecerán.
23:33 Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y de
desolación, por el cáliz de tu hermana Samaria.
23:34 Lo beberás, pues, y lo agotarás, y quebrarás sus tiestos; y rasgarás tus
pechos, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.
23:35 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto te has olvidado de
mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu lujuria y
tus fornicaciones.
23:36 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Ahola y a Aholiba, y
les denunciarás sus abominaciones?
23:37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus
ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el
fuego, quemándolos.
23:38 Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en aquel día, y
profanaron mis días de reposo.
23:39 Pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi
santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de
mi casa.
23:40 Además, enviaron por hombres que viniesen de lejos, a los cuales había
sido enviado mensajero, y he aquí vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y
pintaste tus ojos, y te ataviaste con adornos;
23:41 y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante de él,
y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
23:42 Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con ella; y con los
varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y pusieron
pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas.
23:43 Y dije respecto de la envejecida en adulterios: ¿Todavía cometerán
fornicaciones con ella, y ella con ellos?
23:44 Porque han venido a ella como quien viene a mujer ramera; así vinieron a
Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas.
23:45 Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por
la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras, y sangre hay en sus
manos.
23:46 Por lo que así ha dicho Jehová el Señor: Yo haré subir contra ellas
tropas, las entregaré a turbación y a rapiña,
23:47 y las turbas las apedrearán, y las atravesarán con sus espadas; matarán a
sus hijos y a sus hijas, y sus casas consumirán con fuego.
23:48 Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres,
y no harán según vuestras perversidades.
23:49 Y sobre vosotras pondrán vuestras perversidades, y pagaréis los pecados
de vuestra idolatría; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
Capítulo 24
Parábola de la olla hirviente
24:1 Vino a mí palabra de Jehová en el año
noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:
24:2 Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso
sitio a Jerusalén este mismo día.
24:3 Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el
Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua;
24:4 junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda;
llénala de huesos escogidos.
24:5 Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos debajo de ella; haz
que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella.
24:6 Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla
herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas
sácala, sin echar suerte sobre ella.
24:7 Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra alisada la ha
derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo.
24:8 Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su
sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta.
24:9 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues
también haré yo gran hoguera,
24:10 multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne y
hacer la salsa; y los huesos serán quemados.
24:11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y
se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.
24:12 En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego
será su herrumbre consumida.
24:13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste
de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti.
24:14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni
tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te
juzgarán, dice Jehová el Señor.
Muerte de la esposa de Ezequiel
24:15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24:16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos;
no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
24:17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre
ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de
enlutados.
24:18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana
hice como me fue mandado.
24:19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas
cosas que haces?
24:20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo:
24:21 Di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo profano
mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y el
deleite de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán
a espada.
24:22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni
comeréis pan de hombres en luto.
24:23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en
vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de
vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.
24:24 Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo,
haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.
24:25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el
gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también
sus hijos y sus hijas,
24:26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias.
24:27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y
no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 25
Profecía contra Amón
25:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
25:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón, y profetiza contra
ellos.
25:3 Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra de Jehová el Señor. Así dice
Jehová el Señor: Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, cuando mi santuario era
profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en cautiverio la casa
de Judá;
25:4 por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán
en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras,
y beberán tu leche.
25:5 Y pondré a Rabá por habitación de camellos, y a los hijos de Amón por
majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová.
25:6 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto batiste tus manos, y
golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio para la
tierra de Israel,
25:7 por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las
naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de
entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.
Profecía contra Moab
25:8 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dijo Moab y Seir: He aquí la casa
de Judá es como todas las naciones;
25:9 por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus
ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Bet-jesimot,
Baal-meón y Quiriataim,
25:10 a los hijos del oriente contra los hijos de Amón; y la entregaré por
heredad, para que no haya más memoria de los hijos de Amón entre las naciones.
25:11 También en Moab haré juicios, y sabrán que yo soy Jehová.
Profecía contra Edom
25:12 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hizo Edom, tomando venganza de
la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos
25:13 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Yo también extenderé mi mano
sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán
hasta Dedán caerán a espada.
25:14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en
Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová
el Señor.
Profecía contra los filisteos
25:15 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hicieron los filisteos con
venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas
enemistades;
25:16 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano contra los
filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que queda en la costa
del mar.
25:17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que
yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.
Capítulo 26
Profecía contra Tiro
26:1 Aconteció en el undécimo año, en el día
primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
26:2 Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: Ea, bien;
quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré
llena, y ella desierta;
26:3 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh
Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas.
26:4 Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella
hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa.
26:5 Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice
Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones.
26:6 Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo
soy Jehová.
26:7 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo yo
contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y
carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo.
26:8 Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti
torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti.
26:9 Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con
hachas.
26:10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el
estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus
muros, cuando entre por tus puertas como por portillos de ciudad destruida.
26:11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo
matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra.
26:12 Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros,
y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo
en medio de las aguas.
26:13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de
tus cítaras.
26:14 Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más
serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor.
26:15 Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro: ¿No se estremecerán las costas al
estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se haga la matanza en
medio de ti?
26:16 Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se
quitarán sus mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se vestirán,
se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos
sobre ti.
26:17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada
por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella y sus
habitantes, que infundían terror a todos los que la rodeaban?
26:18 Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que
están en el mar se espantarán a causa de tu fin.
26:19 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo te convertiré en ciudad asolada,
como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las
muchas aguas te cubrirán.
26:20 Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con los pueblos
de otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra, como los
desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas
poblada; y daré gloria en la tierra de los vivientes.
26:21 Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más
serás hallada, dice Jehová el Señor.
Capítulo 27
27:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
27:2 Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro.
27:3 Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que trafica con
los pueblos de muchas costas: Así ha dicho Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho:
Yo soy de perfecta hermosura.
27:4 En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron
completaron tu belleza.
27:5 De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros
del Líbano para hacerte el mástil.
27:6 De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas
de Quitim, incrustados de marfil.
27:7 De lino fino bordado de Egipto era tu cortina, para que te sirviese de
vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa era tu pabellón.
27:8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro,
estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.
27:9 Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas;
todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti para negociar, para
participar de tus negocios.
27:10 Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra;
escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te dieron tu esplendor.
27:11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros
alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos colgaron sobre tus muros
alrededor; ellos completaron tu hermosura.
27:12 Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con
plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias.
27:13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y con
utensilios de bronce comerciaban en tus ferias.
27:14 Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos,
comerciaban en tu mercado.
27:15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban mercadería
de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron por sus pagos.
27:16 Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con perlas, púrpura,
vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a tus ferias.
27:17 Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos de Minit y
Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados.
27:18 Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia de
toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban.
27:19 Asimismo Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias, para negociar en
tu mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña aromática.
27:20 Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para carros.
27:21 Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y
carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes.
27:22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron también tus mercaderes; con lo
principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus
ferias.
27:23 Harán, Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad,
contrataban contigo.
27:24 Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias cosas; en mantos de
azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en
madera de cedro.
27:25 Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus mercancías;
así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los
mares.
27:26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en
medio de los mares.
27:27 Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus
calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que
hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de
los mares el día de tu caída.
27:28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas.
27:29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los
pilotos del mar se quedarán en tierra,
27:30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo
sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza.
27:31 Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti
endechas amargas, con amargura del alma.
27:32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre
ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar?
27:33 Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a
los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu
comercio.
27:34 En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo de las
aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti.
27:35 Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes
temblarán de espanto; demudarán sus rostros.
27:36 Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto,
y para siempre dejarás de ser.
Capítulo 28
28:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por
cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios
estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto
tu corazón como corazón de Dios;
28:3 he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea
oculto.
28:4 Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has
adquirido oro y plata en tus tesoros.
28:5 Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus
riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.
28:6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón
como corazón de Dios,
28:7 por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las
naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y
mancharán tu esplendor.
28:8 Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren
en medio de los mares.
28:9 ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres,
y no Dios, en la mano de tu matador.
28:10 De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he
hablado, dice Jehová el Señor.
28:11 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha
dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y
acabado de hermosura.
28:13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu
vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro,
carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron
preparados para ti en el día de tu creación.
28:14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios,
allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.
28:15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta
que se halló en ti maldad.
28:16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y
pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las
piedras del fuego, oh querubín protector.
28:17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría
a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te
pondré para que miren en ti.
28:18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones
profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te
consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te
miran.
28:19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre
ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
Profecía contra Sidón
28:20 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:21 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella,
28:22 y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh
Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando
haga en ella juicios, y en ella me santifique.
28:23 Enviaré a ella pestilencia y sangre en sus calles, y caerán muertos en
medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy
Jehová.
28:24 Y nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que
le dé dolor, en medio de cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo
soy Jehová.
28:25 Así ha dicho Jehová el Señor: Cuando recoja a la casa de Israel de los
pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré en ellos ante
los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo
Jacob.
28:26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y
vivirán confiadamente, cuando yo haga juicios en todos los que los despojan en
sus alrededores; y sabrán que yo soy Jehová su Dios.
Capítulo 29
Profecías contra Egipto
29:1 En el año décimo, en el mes décimo, a los
doce días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
29:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza
contra él y contra todo Egipto.
29:3 Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti,
Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual
dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.
29:4 Yo, pues, pondré garfios en tus quijadas, y pegaré los peces de tus ríos a
tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos
saldrán pegados a tus escamas.
29:5 Y te dejaré en el desierto a ti y a todos los peces de tus ríos; sobre la
faz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado; a las fieras de la
tierra y a las aves del cielo te he dado por comida.
29:6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová, por cuanto
fueron báculo de caña a la casa de Israel.
29:7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo el
hombro; y cuando se apoyaron en ti, te quebraste, y les rompiste sus lomos
enteramente.
29:8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo traigo contra ti
espada, y cortaré de ti hombres y bestias.
29:9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta, y sabrán que yo soy Jehová;
por cuanto dijo: El Nilo es mío, y yo lo hice.
29:10 Por tanto, he aquí yo estoy contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra
de Egipto en desolación, en la soledad del desierto, desde Migdol hasta Sevene,
hasta el límite de Etiopía.
29:11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni
será habitada, por cuarenta años.
29:12 Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y
sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán desoladas por cuarenta años;
y esparciré a Egipto entre las naciones, y lo dispersaré por las tierras.
29:13 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Al fin de cuarenta años recogeré a
Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueren esparcidos;
29:14 y volveré a traer los cautivos de Egipto, y los llevaré a la tierra de
Patros, a la tierra de su origen; y allí serán un reino despreciable.
29:15 En comparación con los otros reinos será humilde; nunca más se alzará
sobre las naciones; porque yo los disminuiré, para que no vuelvan a tener
dominio sobre las naciones.
29:16 Y no será ya más para la casa de Israel apoyo de confianza, que les haga
recordar el pecado de mirar en pos de ellos; y sabrán que yo soy Jehová el
Señor.
29:17 Aconteció en el año veintisiete en el mes primero, el día primero del
mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
29:18 Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar
un arduo servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y toda espalda
desollada; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio
que prestó contra ella.
29:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor; He aquí que yo doy a
Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará sus riquezas,
y recogerá sus despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para su ejército.
29:20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto;
porque trabajaron para mí, dice Jehová el Señor.
29:21 En aquel tiempo haré retoñar el poder de la casa de Israel. Y abriré tu
boca en medio de ellos, y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 30
30:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
30:2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad:
¡Ay de aquel día!
30:3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día
de castigo de las naciones será.
30:4 Y vendrá espada a Egipto, y habrá miedo en Etiopía, cuando caigan heridos
en Egipto; y tomarán sus riquezas, y serán destruidos sus fundamentos
30:5 Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y los hijos de las tierras aliadas,
caerán con ellos a filo de espada.
30:6 Así ha dicho Jehová: También caerán los que sostienen a Egipto, y la
altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevene caerán en él a filo de
espada, dice Jehová el Señor.
30:7 Y serán asolados entre las tierras asoladas, y sus ciudades serán entre
las ciudades desiertas.
30:8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando ponga fuego a Egipto, y sean
quebrantados todos sus ayudadores.
30:9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para
espantar a Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto;
porque he aquí viene.
30:10 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré las riquezas de Egipto por mano
de Nabucodonosor rey de Babilonia.
30:11 El, y con él su pueblo, los más fuertes de las naciones, serán traídos
para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas sobre Egipto, y llenarán
de muertos la tierra.
30:12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de malos, y por mano de
extranjeros destruiré la tierra y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
30:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré también las imágenes, y destruiré
los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la
tierra de Egipto pondré temor.
30:14 Asolaré a Patros, y pondré fuego a Zoán, y haré juicios en Tebas.
30:15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré a la
multitud de Tebas.
30:16 Y pondré fuego a Egipto; Sin tendrá gran dolor, y Tebas será destrozada,
y Menfis tendrá continuas angustias.
30:17 Los jóvenes de Avén y de Pibeset caerán a filo de espada, y las mujeres
irán en cautiverio.
30:18 Y en Tafnes se oscurecerá el día, cuando quebrante yo allí el poder de
Egipto, y cesará en ella la soberbia de su poderío; tiniebla la cubrirá, y los
moradores de sus aldeas irán en cautiverio.
30:19 Haré, pues, juicios en Egipto, y sabrán que yo soy Jehová.
30:20 Aconteció en el año undécimo, en el mes primero, a los siete días del
mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
30:21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón rey de Egipto; y he aquí
que no ha sido vendado poniéndole medicinas, ni poniéndole faja para ligarlo, a
fin de fortalecerlo para que pueda sostener la espada.
30:22 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Heme aquí contra Faraón rey de
Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada
se le caiga de la mano.
30:23 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las
tierras.
30:24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su
mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos
de herido de muerte.
30:25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de
Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano
del rey de Babilonia, y él la extienda contra la tierra de Egipto.
30:26 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las
tierras; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 31
31:1 Aconteció en el año undécimo, en el mes
tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
31:2 Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te
comparaste en tu grandeza?
31:3 He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso
ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas.
31:4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían
alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.
31:5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se
multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que
había echado.
31:6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje
parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas naciones.
31:7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas;
porque su raíz estaba junto a muchas aguas.
31:8 Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios; las hayas no fueron
semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún
árbol en el huerto de Dios fue semejante a él en su hermosura.
31:9 Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del
Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.
31:10 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya que por ser encumbrado en altura,
y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su
altura,
31:11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le
tratará según su maldad. Yo lo he desechado.
31:12 Y lo destruirán extranjeros, los poderosos de las naciones, y lo
derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por
todos los arroyos de la tierra será quebrado su ramaje; y se irán de su sombra
todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán.
31:13 Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas
estarán todas las bestias del campo,
31:14 para que no se exalten en su altura todos los árboles que crecen junto a
las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni confíen en su altura todos
los que beben aguas; porque todos están destinados a muerte, a lo profundo de
la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.
31:15 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que descendió al Seol, hice hacer
luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas
fueron detenidas; al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles del
campo se desmayaron.
31:16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice
descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los
árboles escogidos del Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben
aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.
31:17 También ellos descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los
que fueron su brazo, los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones.
31:18 ¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles
del Edén? Pues derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la
tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada. Este es
Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.
Capítulo 32
32:1 Aconteció en el año duodécimo, en el mes
duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
32:2 Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A
leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues
secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
32:3 Así ha dicho Jehová el Señor: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de
muchos pueblos, y te harán subir con mi red.
32:4 Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del campo, y haré posar
sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la
tierra.
32:5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los valles de tus cadáveres.
32:6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los
arroyos se llenarán de ti.
32:7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus
estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.
32:8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré
tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor.
32:9 Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando lleve al cautiverio a
los tuyos entre las naciones, por las tierras que no conociste.
32:10 Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror
grande a causa de ti, cuando haga resplandecer mi espada delante de sus
rostros; y todos se sobresaltarán en sus ánimos a cada momento en el día de tu
caída.
32:11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: La espada del rey de Babilonia
vendrá sobre ti.
32:12 Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los
poderosos de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su
multitud será deshecha.
32:13 Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas; ni más las
enturbiará pie de hombre, ni pezuña de bestia las enturbiará.
32:14 Entonces haré asentarse sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite,
dice Jehová el Señor.
32:15 Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo
cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran, sabrán que yo
soy Jehová.
32:16 Esta es la endecha, y la cantarán; las hijas de las naciones la cantarán;
endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud, dice Jehová el Señor.
32:17 Aconteció en el año duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí
palabra de Jehová, diciendo:
32:18 Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y
a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que
descienden a la sepultura.
32:19 Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.
32:20 Entre los muertos a espada caerá; a la espada es entregado; traedlo a él
y a todos sus pueblos.
32:21 De en medio del Seol hablarán a él los fuertes de los fuertes, con los
que le ayudaron, que descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a
espada.
32:22 Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor de él están sus
sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada.
32:23 Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente está por
los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los
cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.
32:24 Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro; todos
ellos cayeron muertos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo más
profundo de la tierra, porque sembraron su terror en la tierra de los
vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro.
32:25 En medio de los muertos le pusieron lecho con toda su multitud; a sus
alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada,
porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su
confusión con los que descienden al sepulcro; él fue puesto en medio de los
muertos.
32:26 Allí Mesec y Tubal, y toda su multitud; sus sepulcros en sus alrededores;
todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque habían sembrado su terror
en la tierra de los vivientes.
32:27 Y no yacerán con los fuertes de los incircuncisos que cayeron, los cuales
descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus espadas puestas debajo de
sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos, por cuanto fueron terror
de fuertes en la tierra de los vivientes.
32:28 Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los
muertos a espada.
32:29 Allí Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales con su poderío
fueron puestos con los muertos a espada; ellos yacerán con los incircuncisos, y
con los que descienden al sepulcro.
32:30 Allí los príncipes del norte, todos ellos, y todos los sidonios, que con
su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su poderío, yacen
también incircuncisos con los muertos a espada, y comparten su confusión con
los que descienden al sepulcro.
32:31 A éstos verá Faraón, y se consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto
a espada, y todo su ejército, dice Jehová el Señor.
32:32 Porque puse mi terror en la tierra de los vivientes, también Faraón y
toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los muertos a espada, dice
Jehová el Señor.
Capítulo 33
El deber del atalaya
33:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
33:2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo
espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su
territorio y lo pusiere por atalaya,
33:3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al
pueblo,
33:4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y
viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.
33:5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él;
mas el que se apercibiere librará su vida.
33:6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el
pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste
fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del
atalaya.
33:7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel,
y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
33:8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares
para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero
su sangre yo la demandaré de tu mano.
33:9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no
se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.
El camino de Dios es justo
33:10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado
así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a
causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?
33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío,
sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de
vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
33:12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo
no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será
estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su
justicia el día que pecare.
33:13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su
justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que
morirá por su iniquidad que hizo.
33:14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de
su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,
33:15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y
caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente
y no morirá.
33:16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según
el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.
33:17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el
camino de ellos es el que no es recto.
33:18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá
por ello.
33:19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho
y la justicia, vivirá por ello.
33:20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de
Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
Nuevas de la caída de Jerusalén
33:21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a
los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La
ciudad ha sido conquistada.
33:22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el
fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió
mi boca, y ya no más estuve callado.
33:23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
33:24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de
Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros
somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.
33:25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con sangre, y a
vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis
vosotros la tierra?
33:26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y
contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer la
tierra?
33:27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están
en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del
campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las
fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.
33:28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de
su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase.
33:29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y
desierto, por todas las abominaciones que han hecho.
33:30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las
paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con
su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.
33:31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo
mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con
sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.
33:32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que
canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.
33:33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre
ellos.
Capítulo 34
Profecía contra los pastores de Israel
34:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
34:2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a
los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que
se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?
34:3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no
apacentáis a las ovejas.
34:4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la
perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida,
sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
34:5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del
campo, y se han dispersado.
34:6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado
alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo
quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
34:7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
34:8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser
robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin
pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se
apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
34:9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.
34:10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y
demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni
los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus
bocas, y no les serán más por comida.
34:11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar
mis ovejas, y las reconoceré.
34:12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas
esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en
que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.
34:13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré
a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas,
y en todos los lugares habitados del país.
34:14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará
su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán
apacentadas sobre los montes de Israel.
34:15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.
34:16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la
perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte
destruiré; las apacentaré con justicia.
34:17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.
34:18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con
vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas claras,
enturbiáis además con vuestros pies las que quedan?
34:19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con
vuestros pies habéis enturbiado.
34:20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la
oveja engordada y la oveja flaca,
34:21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con
vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las
dispersasteis.
34:22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre
oveja y oveja.
34:23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo
David, él las apacentará, y él les será por pastor.
34:24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos.
Yo Jehová he hablado.
34:25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras;
y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.
34:26 Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré
descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.
34:27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán
sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las
coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos.
34:28 No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las
devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.
34:29 Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos
de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones.
34:30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la
casa de Israel, dice Jehová el Señor.
34:31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro
Dios, dice Jehová el Señor.
Capítulo 35
Profecía contra el Monte Seir
35:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
35:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra
él,
35:3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh monte
de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desierto y en
soledad.
35:4 A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová.
35:5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y entregaste a los hijos de Israel
al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente
malo,
35:6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a sangre te destinaré, y
sangre te perseguirá; y porque la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.
35:7 Y convertiré al monte de Seir en desierto y en soledad, y cortaré de él al
que vaya y al que venga.
35:8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles y en
todos tus arroyos, caerán muertos a espada.
35:9 Yo te pondré en asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se
restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.
35:10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y
tomaré posesión de ellas; estando allí Jehová;
35:11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, yo haré conforme a tu ira, y
conforme a tu celo con que procediste, a causa de tus enemistades con ellos; y
seré conocido en ellos, cuando te juzgue.
35:12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra
los montes de Israel, diciendo: Destruidos son, nos han sido dados para que los
devoremos.
35:13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra
mí vuestras palabras. Yo lo oí.
35:14 Así ha dicho Jehová el Señor: Para que toda la tierra se regocije, yo te
haré una desolación.
35:15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue
asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo Edom, todo él;
y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 36
Restauración futura de Israel
36:1 Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes
de Israel, y di: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová.
36:2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea!
también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;
36:3 profetiza, por tanto, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto os
asolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis heredad de las otras
naciones, y se os ha hecho caer en boca de habladores y ser el oprobio de los
pueblos,
36:4 por tanto, montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho
Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a
las ruinas y asolamientos y a las ciudades desamparadas, que fueron puestas por
botín y escarnio de las otras naciones alrededor;
36:5 por eso, así ha dicho Jehová el Señor: He hablado por cierto en el fuego
de mi celo contra las demás naciones, y contra todo Edom, que se disputaron mi
tierra por heredad con alegría, de todo corazón y con enconamiento de ánimo,
para que sus expulsados fuesen presa suya.
36:6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y dí a los montes y a los
collados, y a los arroyos y a los valles: Así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio
de las naciones.
36:7 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: Yo he alzado mi mano, he jurado
que las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su afrenta.
36:8 Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis
vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque cerca están para venir.
36:9 Porque he aquí, yo estoy por vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis
labrados y sembrados.
36:10 Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, a toda la casa de Israel, toda
ella; y las ciudades serán habitadas, y edificadas las ruinas.
36:11 Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado, y serán multiplicados y
crecerán; y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré mayor bien que
en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová.
36:12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y tomarán
posesión de ti, y les serás por heredad, y nunca más les matarás los hijos.
36:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de
hombres, y matadora de los hijos de tu nación has sido;
36:14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás a los hijos de
tu nación, dice Jehová el Señor.
36:15 Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás denuestos de
pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.
36:16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
36:17 Hijo de hombre, mientras la casa de Israel moraba en su tierra, la
contaminó con sus caminos y con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su
camino delante de mí.
36:18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la
tierra; porque con sus ídolos la contaminaron.
36:19 Les esparcí por las naciones, y fueron dispersados por las tierras;
conforme a sus caminos y conforme a sus obras les juzgué.
36:20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo
nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de Jehová, y de la tierra de él
han salido.
36:21 Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de
Israel entre las naciones adonde fueron.
36:22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo
hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el
cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.
36:23 Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual
profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy
Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus
ojos.
36:24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os
traeré a vuestro país.
36:25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas
vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
36:28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis
por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
36:29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo
multiplicaré, y no os daré hambre.
36:30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos,
para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.
36:31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no
fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y
por vuestras abominaciones.
36:32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos
y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel.
36:33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día que os limpie de todas vuestras
iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán
reedificadas.
36:34 Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a
ojos de todos los que pasaron.
36:35 Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del
Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están
fortificadas y habitadas.
36:36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo
reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo Jehová
he hablado, y lo haré.
36:37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel,
para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.
36:38 Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas
solemnes, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y
sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 37
El valle de los huesos secos
37:1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó
en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de
huesos.
37:2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran
muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.
37:3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú
lo sabes.
37:4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd
palabra de Jehová.
37:5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar
espíritu en vosotros, y viviréis.
37:6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os
cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo
soy Jehová.
37:7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo
profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su
hueso.
37:8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió
por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
37:9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al
espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y
sopla sobre estos muertos, y vivirán.
37:10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron,
y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.
37:11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel.
He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza,
y somos del todo destruidos.
37:12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo
abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y
os traeré a la tierra de Israel.
37:13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque
de vuestras sepulturas, pueblo mío.
37:14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre
vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
La reunión de Judá e Israel
37:15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
37:16 Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para
los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él:
Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros.
37:17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno
solo en tu mano.
37:18 Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás
qué te propones con eso?,
37:19 diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que
está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los
pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.
37:20 Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,
37:21 y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos
de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas
partes, y los traeré a su tierra;
37:22 y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey
será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán
divididos en dos reinos.
37:23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con
todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales
pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.
37:24 Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo
pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán
por obra.
37:25 Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron
vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos
para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.
37:26 Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los
estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.
37:27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos
me serán por pueblo.
37:28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi
santuario en medio de ellos para siempre.
Capítulo 38
Profecía contra Gog
38:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
38:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe
soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él,
38:3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh Gog,
príncipe soberano de Mesec y Tubal.
38:4 Y te quebrantaré, y pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a
todo tu ejército, caballos y jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud
con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas;
38:5 Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo;
38:6 Gomer, y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte,
y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.
38:7 Prepárate y apercíbete, tú y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé
tú su guarda.
38:8 De aquí a muchos días serás visitado; al cabo de años vendrás a la tierra
salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre
fueron una desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos morarán
confiadamente.
38:9 Subrirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra
serás tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.
38:10 Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día subirán palabras en tu
corazón, y concebirás mal pensamiento,
38:11 y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas
que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y no tienen cerrojos
ni puertas;
38:12 para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos sobre
las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las
naciones, que se hace de ganado y posesiones, que mora en la parte central de
la tierra.
38:13 Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes, te dirán:
¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín,
para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes
despojos?
38:14 Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así ha dicho Jehová el
Señor: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo
sabrás tú?
38:15 Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos pueblos
contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso ejército,
38:16 y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra;
será al cabo de los días; y te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me
conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.
38:17 Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No eres tú aquel de quien hablé yo en
tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron
en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos?
38:18 En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová
el Señor, subirá mi ira y mi enojo.
38:19 Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel
tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel;
38:20 que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda
serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre
la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes,
y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra.
38:21 Y en todos mis montes llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor;
la espada de cada cual será contra su hermano.
38:22 Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre
él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa
lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre.
38:23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de
muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 39
39:1 Tú pues, hijo de hombre, profetiza contra
Gog, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog,
príncipe soberano de Mesec y Tubal.
39:2 Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte,
y te traeré sobre los montes de Israel;
39:3 y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano
derecha.
39:4 Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que
fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te
he dado por comida.
39:5 Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.
39:6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con seguridad en las
costas; y sabrán que yo soy Jehová.
39:7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más
dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el
Santo en Israel.
39:8 He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del
cual he hablado.
39:9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán
armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los
quemarán en el fuego por siete años.
39:10 No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas
en el fuego; y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron,
dice Jehová el Señor.
39:11 En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el
valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes,
pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de
Hamón-gog.
39:12 Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar
la tierra.
39:13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el
día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor.
39:14 Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para
enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al
cabo de siete meses harán el reconocimiento.
39:15 Y pasarán los que irán por el país, y el que vea los huesos de algún
hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros
en el valle de Hamón-gog.
39:16 Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra.
39:17 Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves de toda
especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes a
mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes
de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre.
39:18 Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra;
de carneros, de corderos, de machos cabríos, de bueyes y de toros, engordados
todos en Basán.
39:19 Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre
de las víctimas que para vosotros sacrifiqué.
39:20 Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos
los hombres de guerra, dice Jehová el Señor.
39:21 Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi
juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse.
39:22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su
Dios.
39:23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su
pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y
los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada.
39:24 Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de
ellos escondí mi rostro.
39:25 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de
Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso
por mi santo nombre.
39:26 Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron
contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los
espante;
39:27 cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus
enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones.
39:28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al
cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a
ninguno de ellos.
39:29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi
Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Capítulo 40
La visión del templo
40:1 En el año veinticinco de nuestro
cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años
después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano
de Jehová, y me llevó allá.
40:2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un
monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad,
hacia la parte sur.
40:3 Me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de
bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y él estaba
a la puerta.
40:4 Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye
con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para
que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa
de Israel.
40:5 Y he aquí un muro fuera de la casa; y la caña de medir que aquel varón
tenía en la mano era de seis codos de a codo y palmo menor; y midió el espesor
del muro, de una caña, y la altura, de otra caña.
40:6 Después vino a la puerta que mira hacia el oriente, y subió por sus
gradas, y midió un poste de la puerta, de una caña de ancho, y el otro poste,
de otra caña de ancho.
40:7 Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y entre las
cámaras había cinco codos de ancho; y cada poste de la puerta junto a la
entrada de la puerta por dentro, una caña.
40:8 Midió asimismo la entrada de la puerta por dentro, una caña.
40:9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de dos
codos; y la puerta del portal estaba por el lado de adentro.
40:10 Y la puerta oriental tenía tres cámaras a cada lado, las tres de una
medida; también de una medida los portales a cada lado.
40:11 Midió el ancho de la entrada de la puerta, de diez codos, y la longitud
del portal, de trece codos.
40:12 El espacio delante de las cámaras era de un codo a un lado, y de otro
codo al otro lado; y cada cámara tenía seis codos por un lado, y seis codos por
el otro.
40:13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra,
veinticinco codos de ancho, puerta contra puerta.
40:14 Y midió los postes, de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal
todo en derredor.
40:15 Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la
entrada de la puerta interior, cincuenta codos.
40:16 Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por dentro
de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las ventanas estaban
alrededor por dentro; y en cada poste había palmeras.
40:17 Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí había cámaras, y estaba
enlosado todo en derredor; treinta cámaras había alrededor en aquel atrio.
40:18 El enlosado a los lados de las puertas, en proporción a la longitud de
los portales, era el enlosado más bajo.
40:19 Y midió la anchura desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente
del atrio interior por fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte.
40:20 Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su
longitud y su anchura.
40:21 Sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro; y sus postes y sus
arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos de longitud, y
veinticinco de ancho.
40:22 Y sus ventanas y sus arcos y sus palmeras eran conforme a la medida de la
puerta que estaba hacia el oriente; y se subía a ella por siete gradas, y
delante de ellas estaban sus arcos.
40:23 La puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta hacia el norte,
y así al oriente; y midió de puerta a puerta, cien codos.
40:24 Me llevó después hacia el sur, y he aquí una puerta hacia el sur; y midió
sus portales y sus arcos conforme a estas medidas.
40:25 Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las otras ventanas; la longitud
era de cincuenta codos, y el ancho de veinticinco codos.
40:26 Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y
tenía palmeras, una de un lado, y otra del otro lado, en sus postes.
40:27 Había también puerta hacia el sur del atrio interior; y midió de puerta a
puerta hacia el sur cien codos.
40:28 Me llevó después en el atrio de adentro a la puerta del sur, y midió la
puerta del sur conforme a estas medidas.
40:29 Sus cámaras y sus postes y sus arcos eran conforme a estas medidas, y
tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y
de veinticinco codos el ancho.
40:30 Los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de
ancho.
40:31 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes; y sus
gradas eran de ocho peldaños.
40:32 Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme
a estas medidas.
40:33 Eran sus cámaras y sus postes y sus arcos conforme a estas medidas, y
tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y
la anchura de veinticinco codos.
40:34 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus postes de un lado
y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:35 Me llevó luego a la puerta del norte, y midió conforme a estas medidas;
40:36 sus cámaras, sus postes, sus arcos y sus ventanas alrededor; la longitud
era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.
40:37 Sus postes caían afuera al atrio, con palmeras a cada uno de sus postes
de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:38 Y había allí una cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán
el holocausto.
40:39 Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado, y otras dos al
otro, para degollar sobre ellas el holocausto y la expiación y el sacrificio
por el pecado.
40:40 A un lado, por fuera de las gradas, a la entrada de la puerta del norte,
había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada de la puerta, dos
mesas.
40:41 Cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, junto a la puerta;
ocho mesas, sobre las cuales degollarán las víctimas.
40:42 Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, de un codo y
medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de un codo de altura; sobre éstas
pondrán los utensilios con que degollarán el holocausto y el sacrificio.
40:43 Y adentro, ganchos, de un palmo menor, dispuestos en derredor; y sobre
las mesas la carne de las víctimas.
40:44 Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado
de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban
hacia el sur; una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el
norte.
40:45 Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los sacerdotes que
hacen la guardia del templo.
40:46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que hacen la
guardia del altar; estos son los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los
hijos de Leví para ministrar a Jehová.
40:47 Y midió el atrio, cien codos de longitud, y cien codos de anchura; era
cuadrado; y el altar estaba delante de la casa.
40:48 Y me llevó al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco
codos de un lado, y cinco codos de otro; y la anchura de la puerta tres codos
de un lado, y tres codos de otro.
40:49 La longitud del pórtico, veinte codos, y el ancho once codos, al cual
subían por gradas; y había columnas junto a los postes, una de un lado, y otra
de otro.
Capítulo 41
41:1 Me introdujo luego en el templo, y midió
los postes, siendo el ancho seis codos de un lado, y seis codos de otro, que
era el ancho del tabernáculo.
41:2 El ancho de la puerta era de diez codos, y los lados de la puerta, de
cinco codos de un lado, y cinco del otro. Y midió su longitud, de cuarenta
codos, y la anchura de veinte codos.
41:3 Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta, de dos codos; y la
puerta, de seis codos; y la anchura de la entrada, de siete codos.
41:4 Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos,
delante del templo; y me dijo: Este es el lugar santísimo.
41:5 Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos la
anchura de las cámaras, en torno de la casa alrededor.
41:6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras, treinta en cada
uno de los tres pisos; y entraban modillones en la pared de la casa alrededor,
sobre los que estribasen las cámaras, para que no estribasen en la pared de la
casa.
41:7 Y había mayor anchura en las cámaras de más arriba; la escalera de caracol
de la casa subía muy alto alrededor por dentro de la casa; por tanto, la casa
tenía más anchura arriba. Del piso inferior se podía subir al de en medio, y de
éste al superior.
41:8 Y miré la altura de la casa alrededor; los cimientos de las cámaras eran
de una caña entera de seis codos largos.
41:9 El ancho de la pared de afuera de las cámaras era de cinco codos, igual al
espacio que quedaba de las cámaras de la casa por dentro.
41:10 Y entre las cámaras había anchura de veinte codos por todos lados
alrededor de la casa.
41:11 La puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba, una puerta hacia
el norte, y otra puerta hacia el sur; y el ancho del espacio que quedaba era de
cinco codos por todo alrededor.
41:12 Y el edificio que estaba delante del espacio abierto al lado del
occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de
grueso alrededor, y noventa codos de largo.
41:13 Luego midió la casa, cien codos de largo; y el espacio abierto y el
edificio y sus paredes, de cien codos de longitud.
41:14 Y el ancho del frente de la casa y del espacio abierto al oriente era de
cien codos.
41:15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del espacio abierto
que había detrás de él, y las cámaras de uno y otro lado, cien codos; y el
templo de dentro, y los portales del atrio.
41:16 Los umbrales y las ventanas estrechas y las cámaras alrededor de los tres
pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las ventanas; y las
ventanas también cubiertas.
41:17 Por encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de ella, y
por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, tomó medidas.
41:18 Y estaba labrada con querubines y palmeras, entre querubín y querubín una
palmera; y cada querubín tenía dos rostros;
41:19 un rostro de hombre hacia la palmera del un lado, y un rostro de león
hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor.
41:20 Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines labrados y
palmeras, por toda la pared del templo.
41:21 Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era como el
otro frente.
41:22 La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos
codos; y sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Y me dijo:
Esta es la mesa que está delante de Jehová.
41:23 El templo y el santuario tenían dos puertas.
41:24 Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una
puerta, y otras dos en la otra.
41:25 En las puertas del templo había labrados de querubines y palmeras, así
como los que había en las paredes; y en la fachada del atrio al exterior había
un portal de madera.
41:26 Y había ventanas estrechas, y palmeras de uno y otro lado a los lados del
pórtico; así eran las cámaras de la casa y los umbrales.
Capítulo 42
42:1 Me trajo luego al atrio exterior hacia el
norte, y me llevó a la cámara que estaba delante del espacio abierto que
quedaba enfrente del edificio, hacia el norte.
42:2 Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y el
ancho de cincuenta codos.
42:3 Frente a los veinte codos que había en el atrio interior, y enfrente del
enlosado que había en el atrio exterior, estaban las cámaras, las unas enfrente
de las otras en tres pisos.
42:4 Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho hacia
adentro, con una vía de un codo; y sus puertas daban al norte.
42:5 Y las cámaras más altas eran más estrechas; porque las galerías quitaban
de ellas más que de las bajas y de las de en medio del edificio.
42:6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de
los atrios; por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las de en medio,
desde el suelo.
42:7 Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior
delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.
42:8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta
codos; y delante de la fachada del templo había cien codos.
42:9 Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental, para entrar en
él desde el atrio exterior.
42:10 A lo largo del muro del atrio, hacia el oriente, enfrente del espacio
abierto, y delante del edificio, había cámaras.
42:11 Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras
que estaban hacia el norte; tanto su longitud como su ancho eran lo mismo, y
todas sus salidas, conforme a sus puertas y conforme a sus entradas.
42:12 Así también eran las puertas de las cámaras que estaban hacia el sur;
había una puerta al comienzo del corredor que había enfrente del muro al lado
oriental, para quien entraba en las cámaras.
42:13 Y me dijo: Las cámaras del norte y las del sur, que están delante del
espacio abierto, son cámaras santas en las cuales los sacerdotes que se acercan
a Jehová comerán las santas ofrendas; allí pondrán las ofrendas santas, la
ofrenda y la expiación y el sacrifico por el pecado, porque el lugar es santo.
42:14 Cuando los sacerdotes entren, no saldrán del lugar santo al atrio
exterior, sino que allí dejarán sus vestiduras con que ministran, porque son
santas; y se vestirán otros vestidos, y así se acercarán a lo que es del
pueblo.
42:15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, me sacó por el
camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo midió todo alrededor.
42:16 Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas cañas de la caña
de medir alrededor.
42:17 Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
42:18 Midió al lado del sur, quinientas cañas de la caña de medir.
42:19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de
medir.
42:20 A los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo alrededor, de quinientas
cañas de longitud y quinientas cañas de ancho, para hacer separación entre el
santuario y el lugar profano.
Capítulo 43
La gloria de Jehová llena el templo
43:1 Me llevó luego a la puerta, a la puerta que
mira hacia el oriente;
43:2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido
era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su
gloria.
43:3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi
cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi
junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
43:4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al
oriente.
43:5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la
gloria de Jehová llenó la casa.
Leyes del templo
43:6 Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí,
43:7 y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde
posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel
para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos
ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en
sus lugares altos.
43:8 Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto
a mi contrafuerte, mediando sólo una pared entre mí y ellos, han contaminado mi
santo nombre con sus abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en mi
furor.
43:9 Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de
sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
43:10 Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y
avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella.
43:11 Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño
de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y
todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y
descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus
reglas, y las pongan por obra.
43:12 Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero,
todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.
43:13 Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y palmo
menor). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde
alrededor, de un palmo. Este será el zócalo del altar.
43:14 Y desde la base, sobre el suelo, hasta el lugar de abajo, dos codos, y la
anchura de un codo; y desde la cornisa menor hasta la cornisa mayor, cuatro
codos, y el ancho de un codo.
43:15 El altar era de cuatro codos, y encima del altar había cuatro cuernos.
43:16 Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus
cuatro lados.
43:17 El descanso era de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus
cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base de un codo por
todos lados; y sus gradas estaban al oriente.
43:18 Y me dijo: Hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Estas son las
ordenanzas del altar el día en que sea hecho, para ofrecer holocausto sobre él
y para esparcir sobre él sangre.
43:19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se acerquen a
mí, dice Jehová el Señor, para ministrar ante mí, darás un becerro de la vacada
para expiación.
43:20 Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en
las cuatro esquinas del descanso, y en el borde alrededor; así lo limpiarás y
purificarás.
43:21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley
de la casa, fuera del santuario.
43:22 Al segundo día ofrecerás un macho cabrío sin defecto, para expiación; y
purificarán el altar como lo purificaron con el becerro.
43:23 Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y
un carnero sin tacha de la manada;
43:24 y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre
ellos, y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
43:25 Por siete días sacrificarán un macho cabrío cada día en expiación;
asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño
43:26 Por siete días harán expiación por el altar, y lo limpiarán, y así lo
consagrarán.
43:27 Y acabados estos días, del octavo día en adelante, los sacerdotes
sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y
me seréis aceptos, dice Jehová el Señor.
Capítulo 44
44:1 Me hizo volver hacia la puerta exterior del
santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
44:2 Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por
ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto,
cerrada.
44:3 En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer
pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo
camino saldrá.
44:4 Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa; y miré, y he
aquí la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi
rostro.
44:5 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye
con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la
casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y
a todas las salidas del santuario.
44:6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor:
Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel;
44:7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne,
para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la
grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones.
44:8 Pues no habéis guardado lo establecido acerca de mis cosas santas, sino
que habéis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas en mi santuario.
44:9 Así ha dicho Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de
corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de
extranjeros que están entre los hijos de Israel.
44:10 Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí,
yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad.
44:11 Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y
sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo,
y estarán ante él para servirle.
44:12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel
por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Jehová
el Señor, que ellos llevarán su iniquidad.
44:13 No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a
ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán su
vergüenza y las abominaciones que hicieron.
44:14 Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa, para
todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse.
44:15 Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento
del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán
para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la
sangre, dice Jehová el Señor.
44:16 Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y
guardarán mis ordenanzas.
44:17 Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán
vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en
las puertas del atrio interior y dentro de la casa.
44:18 Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre
sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga sudar.
44:19 Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se
quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del
santuario, y se vestirán de otros vestidos, para no santificar al pueblo con
sus vestiduras.
44:20 Y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo
recortarán solamente.
44:21 Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio
interior.
44:22 Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje
de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.
44:23 Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y
les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.
44:24 En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis juicios
juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y
santificarán mis días de reposo.
44:25 No se acercarán a hombre muerto para contaminarse; pero por padre o
madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, sí podrán
contaminarse.
44:26 Y después de su purificación, le contarán siete días.
44:27 Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para ministrar en el
santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor.
44:28 Y habrá para ellos heredad; yo seré su heredad, pero no les daréis
posesión en Israel; yo soy su posesión.
44:29 La ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado comerán, y toda
cosa consagrada en Israel será de ellos.
44:30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de
todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes;
asimismo daréis al sacerdote las primicias de todas vuestras masas, para que
repose la bendición en vuestras casas.
44:31 Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves como de animales,
comerán los sacerdotes.
Capítulo 45
45:1 Cuando repartáis por suertes la tierra en
heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra,
de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado
en todo su territorio alrededor.
45:2 De esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y quinientas
de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
45:3 Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en ancho
diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo.
45:4 Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes, ministros del
santuario, que se acercan para ministrar a Jehová; y servirá de lugar para sus
casas, y como recinto sagrado para el santuario.
45:5 Asimismo veinticinco mil cañas de longitud y diez mil de ancho, lo cual
será para los levitas ministros de la casa, como posesión para sí, con veinte
cámaras.
45:6 Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de anchura y veinticinco
mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario; será para toda
la casa de Israel.
45:7 Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el santuario,
de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad, delante de lo que se
apartó para el santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el
extremo occidental hasta el extremo oriental, y la longitud será desde el
límite occidental hasta el límite oriental.
45:8 Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca más mis príncipes
oprimirán a mi pueblo; y darán la tierra a la casa de Israel conforme a sus
tribus.
45:9 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la
violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de
sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor.
45:10 Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis.
45:11 El efa y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima
parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la medida de ellos será
según el homer.
45:12 Y el siclo será de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos,
quince siclos, os serán una mina.
45:13 Esta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte de un efa por cada
homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de la cebada.
45:14 La ordenanza para el aceite será que ofreceréis un bato de aceite, que es
la décima parte de un coro; diez batos harán un homer; porque diez batos son un
homer.
45:15 Y una cordera del rebaño de doscientas, de las engordadas de Israel, para
sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para expiación por ellos,
dice Jehová el Señor.
45:16 Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el
príncipe de Israel.
45:17 Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y la
libación en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas, en los días de reposo y
en todas las fiestas de la casa de Israel; él dispondrá la expiación, la
ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa
de Israel.
45:18 Así ha dicho Jehová el Señor: El mes primero, el día primero del mes,
tomarás de la vacada un becerro sin defecto, y purificarás el santuario.
45:19 Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los
postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del descanso del altar, y sobre
los postes de las puertas del atrio interior.
45:20 Así harás el séptimo día del mes para los que pecaron por error y por
engaño, y harás expiación por la casa.
45:21 El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de
siete días; se comerá pan sin levadura.
45:22 Aquel día el príncipe sacrificará por sí mismo y por todo el pueblo de la
tierra, un becerro por el pecado.
45:23 Y en los siete días de la fiesta solemne ofrecerá holocausto a Jehová,
siete becerros y siete carneros sin defecto, cada día de los siete días; y por
el pecado un macho cabrío cada día.
45:24 Y con cada becerro ofrecerá ofrenda de un efa, y con cada carnero un efa;
y por cada efa un hin de aceite.
45:25 En el mes séptimo, a los quince días del mes, en la fiesta, hará como en
estos siete días en cuanto a la expiación, en cuanto al holocausto, en cuanto
al presente y en cuanto al aceite.
Capítulo 46
46:1 Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del
atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y
el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.
46:2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y
estará en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su
holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta;
después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde.
46:3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de
la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.
46:4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová en el día de reposo será
seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha;
46:5 y por ofrenda un efa con cada carnero; y con cada cordero una ofrenda
conforme a sus posibilidades, y un hin de aceite con el efa.
46:6 Mas el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis
corderos, y un carnero; deberán ser sin defecto.
46:7 Y hará ofrenda de un efa con el becerro, y un efa con cada carnero; pero
con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de aceite por cada
efa.
46:8 Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la
puerta, y por el mismo camino saldrá.
46:9 Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová en las fiestas,
el que entrare por la puerta del norte saldrá por la puerta del sur, y el que
entrare por la puerta del sur saldrá por la puerta del norte; no volverá por la
puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella.
46:10 Y el príncipe, cuando ellos entraren, entrará en medio de ellos; y cuando
ellos salieren, él saldrá.
46:11 Y en las fiestas y en las asambleas solemnes será la ofrenda un efa con
cada becerro, y un efa con cada carnero; y con los corderos, conforme a sus
posibilidades; y un hin de aceite con cada efa.
46:12 Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u ofrendas de paz a
Jehová, le abrirán la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus
ofrendas de paz, como hace en el día de reposo; después saldrá, y cerrarán la
puerta después que saliere.
46:13 Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de
un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás.
46:14 Y con él harás todas las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y
la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina;
ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo.
46:15 Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas
en holocausto continuo.
46:16 Así ha dicho Jehová el Señor: Si el príncipe diere parte de su heredad a
sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por herencia.
46:17 Mas si de su heredad diere parte a alguno de sus siervos, será de él
hasta el año del jubileo, y volverá al príncipe; mas su herencia será de sus
hijos.
46:18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, para no
defraudarlos de su posesión; de lo que él posee dará herencia a sus hijos, a
fin de que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.
46:19 Me trajo después por la entrada que estaba hacia la puerta, a las cámaras
santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y vi que había allí un
lugar en el fondo del lado de occidente.
46:20 Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por
el pecado y la expiación; allí cocerán la ofrenda, para no sacarla al atrio
exterior, santificando así al pueblo.
46:21 Y luego me sacó al atrio exterior, y me llevó por los cuatro rincones del
atrio; y en cada rincón había un patio.
46:22 En los cuatro rincones del atrio había patios cercados, de cuarenta codos
de longitud y treinta de ancho; una misma medida tenían los cuatro.
46:23 Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y abajo
fogones alrededor de las paredes.
46:24 Y me dijo: Estas son las cocinas, donde los servidores de la casa cocerán
la ofrenda del pueblo.
Capítulo 47
Las aguas salutíferas
47:1 Me hizo volver luego a la entrada de la
casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el
oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían
de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar.
47:2 Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta
por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al
oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho.
47:3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió
mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
47:4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió
luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.
47:5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas
habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
47:6 Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver
por la ribera del río.
47:7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno
y otro lado.
47:8 Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al
Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas
47:9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos
ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y
recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.
47:10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será
su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como
los peces del Mar Grande.
47:11 Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.
47:12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de
árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo
madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y
su hoja para medicina.
Límites y repartición de la tierra
47:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Estos son los límites en que repartiréis la
tierra por heredad entre las doce tribus de Israel. José tendrá dos partes.
47:14 Y la heredaréis así los unos como los otros; por ella alcé mi mano
jurando que la había de dar a vuestros padres; por tanto, esta será la tierra
de vuestra heredad.
47:15 Y este será el límite de la tierra hacia el lado del norte; desde el Mar
Grande, camino de Hetlón viniendo a Zedad,
47:16 Hamat, Berota, Sibraim, que está entre el límite de Damasco y el límite
de Hamat; Hazar-haticón, que es el límite de Haurán.
47:17 Y será el límite del norte desde el mar hasta Hazar-enán en el límite de
Damasco al norte, y al límite de Hamat al lado del norte.
47:18 Del lado del oriente, en medio de Haurán y de Damasco, y de Galaad y de
la tierra de Israel, al Jordán; esto mediréis de límite hasta el mar oriental.
47:19 Del lado meridional, hacia el sur, desde Tamar hasta las aguas de las
rencillas; desde Cades y el arroyo hasta el Mar Grande; y esto será el lado
meridional, al sur.
47:20 Del lado del occidente el Mar Grande será el límite hasta enfrente de la
entrada de Hamat; este será el lado occidental.
47:21 Repartiréis, pues, esta tierra entre vosotros según las tribus de Israel.
47:22 Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros, y para los
extranjeros que moran entre vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos;
y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel; echarán suertes con
vosotros para tener heredad entre las tribus de Israel.
47:23 En la tribu en que morare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha
dicho Jehová el Señor.
Capítulo 48
48:1 Estos son los
nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la vía de Hetlón viniendo a
Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco, al norte, hacia Hamat, tendrá
Dan una parte, desde el lado oriental hasta el occidental.
48:2 Junto a la frontera de Dan, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, tendrá Aser una parte.
48:3 Junto al límite de Aser, desde el lado del oriente hasta el lado del mar,
Neftalí, otra.
48:4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Manasés, otra.
48:5 Junto al límite de Manasés, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Efraín, otra.
48:6 Junto al límite de Efraín, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Rubén, otra.
48:7 Junto al límite de Rubén, desde el lado del oriente hasta el lado del mar,
Judá, otra.
48:8 Junto al límite de Judá, desde el lado del oriente hasta el lado del mar,
estará la porción que reservaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de
longitud como cualquiera de las otras partes, esto es, desde el lado del
oriente hasta el lado del mar; y el santuario estará en medio de ella.
48:9 La porción que reservaréis para Jehová tendrá de longitud veinticinco mil
cañas, y diez mil de ancho.
48:10 La porción santa que pertenecerá a los sacerdotes será de vienticinco mil
cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho
al oriente, y de veinticinco mil de longitud al sur; y el santuario de Jehová
estará en medio de ella.
48:11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc que me guardaron
fidelidad, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los
levitas,
48:12 ellos tendrán como parte santísima la porción de la tierra reservada,
junto al límite de la de los levitas.
48:13 Y la de los levitas, al lado de los límites de la de los sacerdotes, será
de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de anchura; toda la
longitud de veinticinco mil, y la anchura de diez mil.
48:14 No venderán nada de ello, ni lo permutarán, ni traspasarán las primicias
de la tierra; porque es cosa consagrada a Jehová.
48:15 Y las cinco mil cañas de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán
profanas, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará en
medio.
48:16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas cañas,
al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil
quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.
48:17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta cañas, al
sur de doscientas cincuenta, al oriente de doscientas cincuenta, y de
doscientas cincuenta al occidente.
48:18 Y lo que quedare de longitud delante de la porción santa, diez mil cañas
al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará de la porción
santa, será para sembrar para los que sirven a la ciudad.
48:19 Y los que sirvan a la ciudad serán de todas la tribus de Israel.
48:20 Toda la porción reservada de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en
cuadro, reservaréis como porción para el santuario, y para la posesión de la
ciudad.
48:21 Y del príncipe será lo que quedare a uno y otro lado de la porción santa
y de la posesión de la ciudad, esto es, delante de las veinticinco mil cañas de
la porción hasta el límite oriental, y al occidente delante de las veinticinco
mil hasta el límite occidental, delante de las partes dichas será del príncipe;
porción santa será, y el santuario de la casa estará en medio de ella.
48:22 De este modo la parte del príncipe será la comprendida desde la porción
de los levitas y la porción de la ciudad, entre el límite de Judá y el límite
de Benjamín.
48:23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, tendrá Benjamín una porción.
48:24 Junto al límite de Benjamín, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Simeón, otra.
48:25 Junto al límite de Simeón, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Isacar, otra.
48:26 Junto al límite de Isacar, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Zabulón, otra.
48:27 Junto al límite de Zabulón, desde el lado del oriente hasta el lado del
mar, Gad, otra.
48:28 Junto al límite de Gad, al lado meridional al sur, será el límite desde
Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta el Mar
Grande.
48:29 Esta es la tierra que repartiréis por suertes en heredad a las tribus de
Israel, y estas son sus porciones, ha dicho Jehová el Señor.
48:30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil
quinientas cañas por medida.
48:31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de
Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá,
otra; la puerta de Leví, otra.
48:32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la puerta
de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.
48:33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres puertas:
la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón,
otra.
48:34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas: la
puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.
48:35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde
aquel día será Jehová-sama.